miércoles, 6 de julio de 2011

Época de Oro y Nuevo Cine Mexicano



Época de oro y Nuevo 

Cine Mexicano





Cuando se hace referencia al cine que se produjo en la llamadaÉpoca de oro, existe cierta imprecisión cronológica sobre los años en que se realizaron las películas que le dieron a México un prestigio en el extranjero.
Sucede lo mismo cuando se refiere al Nuevo Cine Mexicano, afirmando que las cintas de ese periodo son las que se realizaron a partir de la década de los noventa. Lo cierto es que después de la década de los 50, con cada sexenio se habla de revitalizar la producción cinematográfica, argumentando que las cintas que se realizan son parte del Nuevo Cine Mexicano.
Por ello HOMOCINEFILUS se ha dado a la tarea de presentar una pequeña recopilación de datos sobre la Época de oro y el Nuevo Cine Mexicano.
Los años dorados del cine en México comprende de los años 1941 a 1945. Beneficiado por la Segunda Guerra Mundial, el cine nacional tuvo sus mejores glorias, ya que la situación bélica se tradujo en una disminución de la competencia extranjera porque muchas de esas cintas eran de propaganda y por lo tanto, poco interesantes para una gran cantidad de espectadores en América Latina y países de Europa.
Durante esos años, una generación de realizadores y actores tuvieron fama mundial como Emilio El Indio Fernández, Mario Moreno Cantinflas, Pedro Infante, Jorge Negrete, María Félix, Arturo de Córdova, Dolores del Río y Pedro Armendáriz.
De esta etapa resaltan filmes como El peñón de las ánimas (1942), de Miguel Zacarías; Así se quiere en Jalisco (1942), de Fernando de Fuentes; Santa (1943), de Ramón Peón; La vida inútil de Pito Pérez (1943), de Gilberto Martínez Solares; Las abandonadas (1944), de Emilio Fernández; El conde de Montecristo, de Chano Urueta; ¡Ay qué tiempos, señor don Simón! (1941), de Julio Bracho con Joaquín Pardavé y Arturo de Córdova.


ALGUNOS RESPLANDORES DE LA ÉPOCA DE ORO


En términos oficiales, el cine que se realizó posterior a 1945 no pertenece a la época de oro, sin embargo, aún continuaban filmándose historias con mucho éxito en el extranjero, tanto por su contenido como por los actores que participaban en ellos.
En 1957, con la muerte de Pedro Infante se cierra un ciclo de glorias pasadas para la cinematografìa nacional. Simbólicamente, la muerte del ídolo de Guamúchil representó para muchos el fin de una época que dio renombre y prestigio a nuestro país.
Las cintas de 1945 a 1957 que valen la pena ver son: Una familia de tantas (1948), de Alejandro Galindo; Pueblerina, Salón México (1948) de Emilio El Indio Fernández;  Aventurera (1949), de Alberto Gout; El gran calavera (1949), de Luis Buñuel; Los olvidados (1950) de Buñuel; Dos tipos de cuidado (1952), Ismael Rodríguez; La ilusión viaja en tranvía (1953), de Buñuel; Escuela de vagabundos (1954), de Rogelio A. González, entre otras.
Dentro del resplandor de la Época de oro también surge un nuevo género: el cine de luchadores. De acuerdo al crítico de cine Jorge Ayala Blanco, este ciclo abarca de 1952 a 1981.
Las películas que valen la pena ver de este género son: La bestia magnífica (1952), de Chano Urueta; Huracán Ramírez (1952), de Joselito Rodríguez; El enmascarado de plata (1952), de René Cardona padre; Santo contra los zombies (1961), de Alazraki; Santo contra las mujeres vampiro(1962), de Alfonso Corona Blake, entre otras.
Durante el sexenio de Adolfo López Mateos, la exportación de cintas mexicanas a países de América Latina y Europa cada vez era menor. Salvo el género de luchadores, -que se convirtió en cine de culto en Francia- el contenido de los filmes dejaba mucho que desear por sus malas historias.
Para revertir esta situación, en 1964 se convoca al Primer Concurso de Cine Experimental, con el que se conocerían La fórmula secreta, de Rubén Gámez; En este pueblo no hay ladrones, de Alberto Isaac; Amor, amor, amor, de Juan José Gurrola y Viento distante, de Salomón Laiter, Manuel Michel y Sergio Vejar. Este concurso abriría más tarde el camino a lo que se conocería como Nuevo Cine Mexicano.

NUEVO CINE MEXICANO DE LOS 70
Durante el sexenio de Luis Echeverría se creó el Banco Nacional de Cine. Con Rodolfo (hermano del Presidente) al frente, se produjo una “virtual” estatización del cine nacional.
Sin embargo, las siguientes películas son las más rescatables de esta época: El castillo de la pureza (1972), de Arturo Ripstein; Canoa (1975), El apando (1975) y Las Poquianchis (1976), de Felipe Cazals; La pasión según Berenice (1975) de Jaime Humberto Hermosillo y Los albañiles (1976), de Jorge Fons.
En 1976, la situación no mejoró con José López Portillo. Con Margarita (su hermana) al frente de las políticas cinematográficas, se contrató a directores y guionistas extranjeros con la idea de que internacionalizando los filmes se podía lograr un mejor estatus de la industria (lo que quedaba de ella si es que ya no existía). Con pocos logros visuales y de historia, estas cintas son Antonieta, de Carlos Saura con guión de Jean Claude Carriére.
Esta etapa también es del cine de ficheras: cintas con temáticas vulgares, vedettes encueradas, albures y en general argumentos chafas.
Entre algunos títulos se encuentran: Bellas de noche (1974) y Las ficheras (1976), ambas dirigidas por Miguel M. Delgado Las del talón (1977), de Alejandro Galindo; Noches de cabaret (1977) de Rafael Portillo; Picardía mexicana (1977), de Abel Salazar; La pulquería (1980) de Víctor Manuel Castro; El chanfle (1978) de Enrique Segoviano; El Milusos (1981) de Roberto G. Rivera, entre otras

NUEVO CINE MEXICANO DE LOS 80 (LA GENERACIÓN DE LA CRISIS)
En marzo de 1983 –durante el sexenio de  Miguel de la Madrid- se crea el Instituto Mexicano de Cinematografía (Imcine), sin embargo, la situación para el sector no mejora ya que este organismo depende de la Secretaría de Gobernación.
El cine de esta década es el de la generación de la crisis económica. Se realizan películas de corte independiente, con una visión particular y con presupuestos muy bajos y de poco apoyo estatal por la crisis económica (como si nunca hubiera crisis).
En 1984 se realiza el Tercer Concurso de Cine Experimental, y con ello, nuevas esperanzas para tratar de levantar la crisis de talentos. De este certamen surgen cineastas interesantes como Alberto Cortés con Amor a la vuelta de la esquina.
El cine de los 80 que hay que ver: Frida, naturaleza viva (1983), de Paul Leduc; Vidas errantes(1984), de Juan Antonio de l Riva; El imperio de la fortuna (1985), de Arturo Ripstein; Mariana, Mariana (1987) de Alberto Isaac, entre otros.
A finales de 1988, en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari se desincorpora el Imcine de Segob y se traslada al Conaculta. En 1989 se filma Rojo Amanecer, cinta que fue un parteagüas en la historia de la cinematografía nacional, no sólo por abordar el tema de la matanza del 68, sino porque superó a la censura del gobierno federal, abriendo con ello, nuevas formas de expresión. Este filme precedería abre las puertas para lo que se conocería como Nuevo Cine Mexicano de los 90.
NUEVO CINE MEXICANO DE LOS 90 (LA ESPERANZA DE LAS NUEVAS GENERACIONES)
El cine de esta década puede analizarse desde dos perspectivas: la de una generación de cineastas que se formaron en las nuevas tecnologías haciendo videoclips, videos y comerciales. Y la de los cineastas que enfrentaron las consecuencias del llamado “error de diciembre”.
En la generación de cineastas formados a través de videos y comerciales podemos mencionar: Alfonso Cuarón, Carlos Carrera, Carlos Marcovich, Antonio Serrano.
El cine de los 90 que puedes ver: Sólo con tu pareja (1991), de Cuarón; Anoche soñé contigo (1992) de Marisa Sistach; Como agua para chocolate (1992) de Arau; Cronos (1992) de Guillermo del Toro;Lolo (1992) de Francisco Athié, Los años de Greta (1992), de Alberto Bojórquez; Principio y fin (1993), de Arturo Ripstein; Novia que te vea (1993), de Guita Schyfter; La vida conyugal (1993), de Carrera; Bienvenido Welcome (1994) de Gabriel Retes, entre otras
En 1997 -medio sexenio de Ernesto Zedillo-, la situación del cine nacional vive un colapso (nuevamente) industrial. Afectada por la brutal devaluación del peso en 1994, la producción de películas se ven mermadas. El crítico de cine Emilio  García Riera documenta que en 1995 sólo se realizaron 17 cintas, mientras que en 1996 la cifra bajó a 16, y para 1997 se registraron sólo 13 filmes.
Ante esta situación, inicia la desbandada de algunos cineastas a Hollywood. Alfonso Arau, Alfonso Cuarón, Guillermo del Toro y fotógrafos como Emanuel Lubezki, encontraron en el extranjero el apoyo económico que nuestro país ya no les podía ofrecer.
Películas de esta segunda mitad de los 90 que puedes ver son: ¿Quién Diablos es Juliette? (1997), de Marcovich; Elisa antes del fin del mundo (1997), de Juan Antonio de la Riva; El coronel no tiene quién le escriba (1999), de Ripstein; Sexo, pudor y lágrimas (1998), de Serrano.

EL NUEVO CINE MEXICANO DEL SEGUNDO MILENIO (O LA DE LOS CINEASTAS QUE MIGRARON)
A mediados del siglo XX, los ingresos por el cine mexicano eran la segunda entrada de divisas al país. Hoy, la industria como tal no existe. En la entrada del nuevo milenio, las cintas que le dieron gloria a México, son prácticamente nostalgia de una época, y el cine mexicano de mayor renombre-con excepción de algunos nombres- es el que se produce fuera de México.
Del cine que se realiza con recursos nacionales destacan: Amores perros (2000), de Alejandro González Iñárritu; De la calle (2001), de Gerardo Tort; Y tu mamá también (2001), de Cuarón; El crimen del padre Amaro (2002) de Carlos Carrera; Cero y van cuatro (2004), de Carrera, Alejandro Gamboa, Fernando Sariñana y Antonio Serrano.
Temporada de patos (2004) de Fernando Eimbcke; Luz silenciosa (2007) de Carlos Reygadas, El violín, de Francisco Vargas, entre otras.
Alejandro González Iñárritu, Carlos Cuarón y Guillermo del Toro son directores que han sabido colocar sus películas en el extranjero, logrando no sólo su internacionalización, sino proyectos cada vez más personales con actores de otros países y presupuestos millonarios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario